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Paradise y el derecho al sufragio

El lema popular de “Tu tiempo. Tu oportunidad. Tu elección” nos ofrece la idea de que vivimos en nuestro día a día en una sociedad perfecta, en la que cada una de las personas integrantes de la misma tiene la posibilidad de alcanzar sus sueños a través de un simple trueque. En dicho contexto, ¿cómo es que podríamos alcanzar dicho ideal? La respuesta es fácil: a través del libre intercambio de los años de vida por dinero.
El presente texto pretende generar en la persona lectora un punto de reflexión respecto a la forma en que concebimos el ejercicio al derecho al voto, entorno a lo ético, lo moral y a la misma democracia. Todo esto, a partir de la comparación de la forma de organización de la sociedad ilustrada en la película cinematográfica de origen alemán Paradise, dirigida por Boris Kunz, a partir de un guión de Simon Amberger, Peter Kocyla y Kunz. Tal película se estrenó el veinticuatro de junio de dos mil veintitrés, en el Festival Internacional de Cine de Múnich, en Alemania.
El filme mencionado retrata una sociedad surrealista, en la que la gobernanza gira en torno a la tecnología y a la persona jurídica que detenta el poder sobre ésta, AEON, una farmacéutica que parece haber encontrado la fuente de la juventud. Se consagra en este ambiente como la empresa líder, ¿de qué? De todas las formas de organización y de todas las personas. En este filme, no solamente las personas pueden obtener beneficios a cambio de sus años de vida, sino que, además, se pueden entregar como garantía del cumplimiento de las obligaciones jurídicas, igualmente existe la posibilidad de obtener créditos. Inclusive las penas privativas de la libertad se pueden compurgar a través de la entrega de tu juventud.
Así pues, podemos observar una sociedad donde existe la posibilidad de que, si alguien privó de la vida a otra persona, no ingrese a un centro de rehabilitación social ya que, puede acelerar el proceso de envejecimiento de su cuerpo para poder conseguir su libertad. Siguiendo este hilo, la trama se desarrolla con Elena y su esposo Max, como protagonistas de esta sociedad surrealista. Max tiene un trabajo casi perfecto como intermediario de AEON, un departamento de lujo y junto con su esposa, mantiene la posibilidad de agrandar su familia con la llegada de un bebé. Esta historia de cuento de hadas llega a su fin, cuando después de una visita a la madre y al padre de Elena, regresan a su departamento y observan una multitud atónita porque el departamento de los protagonistas se está incendiando. Posteriormente, al querer cobrar el seguro de la inmobiliaria, la mujer que los atiende les informa que éste no se puede hacer efectivo, debido a que la causa aparente que inició el fuego, fue una vela que Elena dejó encendida. Por el contrario, al perderse el bien inmueble, la institución bancaria procedería a requerir su forma física para el pago de la totalidad de la hipoteca. Al no contar con la suma de dinero, se les informa que se haría efectiva la garantía que se otorgó para que se les concediera la hipoteca, consistente en cuarenta años de vida de Elena.
Así pues, los protagonistas se encuentran en la encrucijada de que tienen que realizar de manera inmediata el pago. Max no puede ofrecer años de vida ya que su receptor recientemente tuvo un accidente, perdió la vida y no hay forma de conseguir otro préstamo para pagar la hipoteca. Al momento de salir de la oficina de la aseguradora, Elena es privada de su libertad y forzada a realizar la transmisión de años. Durante el desarrollo de esta situación, Max se percata de que quien orquestó todo este problema fue la directora de AEON. En consecuencia, decide ir en contra de su ética, de la moral y de los principios de una empresa que defendía a capa y espada, secuestrando a la directora para recuperar los años de vida de su esposa.
Toda esta trama distópica la podríamos encuadrar simplemente en una ficción de un futuro muy lejano, o imposible de llegar. Pero lo cierto es, que si reflexionamos en la forma en que llevamos o concebimos las relaciones jurídicas, a veces únicamente nos llevamos por los efectos inmediatos. Por ejemplo, como ciudadanas o ciudadanos tenemos acceso al ejercicio del derecho político plasmado en el artículo 35, fracción I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de votar en las elecciones populares. Al tener en la actualidad este derecho de manera “fácil”, genera desde la perspectiva de la voz, que nos olvidemos cuando en las elecciones de 1824 en México, sólo los varones jefes de familia que supieran leer y escribir, tuvieran propiedades y solvencia económica, pudieron votar. No fue hasta 1857 que se obtuvo el voto universal masculino. Para el caso de las mujeres, se ocuparon noventa y seis años más para que, en 1953, se reformara la Constitución de la Republica de 1917, y así, en el mes de julio de 1955, éstas pudieran ejercer el sufragio activo. Entonces, lo que en los años de 1857 y 1953 significó un triunfo de la equidad de los derechos político-electorales para toda la ciudadanía mexicana, en la actualidad, me atrevo a señalar que, la mayoría, lo considera como un atributo jurídico de nuestra persona. A veces pareciera que da igual si se vende por cien o quinientos pesos, o por la promesa de nuevas banquetas, mejor educación, salud o becas para todas las personas.
Pero, en realidad, ¿qué es lo que pasa después de las elecciones, después de que ejercemos nuestro derecho al voto? En realidad, las candidaturas que nos ofrecieron algo a cambio de nuestro voto, ¿lo cumplieron, nos dieron el acceso al paraíso? Igualmente, ¿será suficiente solamente ir a votar por un color, por una ideología o por una persona? Sinceramente, considero que la respuesta a todas estas preguntas es NO.
Si realizamos una analogía entre el filme comentado y las elecciones o con el voto, podemos observar que, al igual que en la trama, existen personas que deciden ejercer su derecho de cambiar algo que tienen sólo por el hecho de nacer (años de vida-derecho a votar) por dinero, mientras que existe un grupo de la población que considera esto como moralmente incorrecto. A simple vista, se piensa que dichos elementos no tienen importancia, ya que, como se reitera, pareciera que se adquiere de manera sencilla y sin ningún esfuerzo. Aunque, como podemos observar en la trama, los protagonistas disfrutan de los beneficios de estar dentro de este sistema de trueque, hasta que se ven envueltos en una situación que afecta su esfera jurídica y su vida personal.
Lo mismo pasa en nuestra sociedad actual. La mayoría de las veces votamos sin hacer uso de las herramientas que las autoridades, tanto federales como locales, ponen a disposición para dar a conocer los perfiles, historia profesional, trayectoria política y principales propuestas de las candidaturas postuladas para participar en los comicios electorales. Puesto que, a veces, es fácil convencernos de que el beneficio inmediato que podemos obtener es más atractivo, en contraste a pensar en un futuro mejor para todas y todos.
Luego de que las candidaturas que elegimos toman la protesta del cargo, sucede muchas veces que sólo obtuvimos la pequeña dádiva por nuestro voto. Se toman decisiones en la madrugada que cambian la estructura social, las normas jurídicas, los Poderes de la Unión, modificaciones que podemos señalar, y no son siempre en pro de la mayoría. Así que, solamente cuando esas “decisiones” de quienes detentan el poder nos lleguen a afectar, podremos decir eufemísticamente que nos “dieron atole con el dedo”. ¿A quién podemos reclamar o culpar? Sólo a nosotros.
Si bien podemos mencionar que el sistema funciona de manera incorrecta o con poca ética, los primeros que permitimos sucediera esa situación que ahora nos afecta, fuimos nosotros, gracias a la apatía a realmente involucrarnos en los procesos democráticos. Dado a que en ese momento solo bastaba con recibir algo, o aun no recibiéndolo, daba igual quién llegara al poder. Lo que es peor: nos mantenemos sin hacer reclamo alguno a las autoridades encargadas de la toma de decisiones, al punto de que no sólo dimos nuestro voto, sino que permitimos que otro dicte nuestro destino.
Lo mismo sucede con los protagonistas de Paradise, ya que mientras vivían en esa burbuja perfecta creada por AEON, los principios y el actuar de dicha farmacéutica eran éticos y correctos, de ahí que no sentían la necesidad de cuestionar nada de esto. Fue hasta que la vida de Elena se aceleró cuarenta años. Con ello, la idea de que su familia creciera, se desvaneció. Únicamente en ese momento valoraron la edad, y Max decidió unirse a la resistencia que veía lo moralmente incorrecto de este intercambio, pretendiendo cambiar la forma de organización ciudadana.
Más allá de una crítica a la sociedad, este texto personal es una invitación a la reflexión moral, basada en la película que retrata a un grupo que detenta el poder y puede maquinar diversas situaciones jurídicas para obtener lo que quiere. Esto gracias a que existió una sociedad que le otorgó este poder, al no involucrase realmente en la toma de decisiones. Por último, se exhorta a que no se nos escape que el ejercicio del derecho al voto consistió en una lucha de muchos años, por lo que no fue gratis. Por esa razón, sin importar nuestro perfil profesional, debemos preocuparnos por conocer a quienes se postulan para ocupar un cargo de elección popular. Realmente las decisiones, modificaciones y reformas que realizan las personas que detentan el poder, impactan y afectan a todas y todos tarde o temprano.
Datos del autor:

Mayra Julieta Contreras González
Semblanza curricular
Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). A lo largo de su trayectoria profesional, ha demostrado un sólido compromiso con la legalidad, la transparencia y la democracia, desempeñándose en diversas funciones dentro de la 03 Junta Distrital Ejecutiva y la Junta Local Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral en Aguascalientes. Ha fortalecido su formación académica mediante la realización de múltiples cursos de actualización especializados, impartidos por la Escuela Judicial del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En la actualidad, ocupa el cargo de Coordinadora de Prerrogativas y Partidos Políticos en el Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes.
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