Derechos Humanos
De rojas a púrpuras: La lucha de las mujeres mexicanas

Muchas han sido las mujeres que escribieron la historia del México que conocemos el día de hoy y muchas que han quedado en el limbo de la historia de México, historia que han escrito los ganadores, hombres quienes han dominado el poder desde la Conquista. Innumerables han sido las mujeres que ayudaron a crear el México que vivimos y que a pesar de su trascendencia sus logros con frecuencia han pasado de largo. Es por esta situación de inequidad así como la revaloración de las mujeres y sus acciones fundamentales en la construcción de las sociedades, que resulta importante traer al siglo XXI a la yucateca Elvia Carrillo Puerto, una feminista que sentó las bases de la mayoría de los derechos políticos y electorales que hoy disfrutamos las mujeres mexicanas.
Elvia nace en Motul, Yucatán el 30 de Enero de 1881, en el seno de una familia de clase media de la zona henequera de Yucatán. Se distinguió de su cuatro hermanas por su independencia intelectual, el interés por el aprendizaje y la disciplina del estudio que en siglo XIX misma que era adjudicada a los hombres, dado que a las mujeres se les “educaba”, preparándolas para casarse a temprana edad y atender las necesidades del marido, así como para procrear la mayor cantidad de hijos, y si lo anterior no ocurría, entonces sólo servían como mano de obra para la industria henequera del Estado, misma que a inicios de 1900 era el principal exportador a nivel mundial.
Su primer paso en la lucha por los derechos de las mujeres fue en contra de la oligarquía del gobierno mexicano, que reflejaba el estilo centralista y autoritario fundado por Benito Juárez y secundado por Porfirio Díaz durante 30 años. Volviendo a Elvia quien es nuestra figura de interés, ella había estudiado con Rita Cetina Gutiérrez con quien comprendió la igualdad de género ⸺como lo indica la historiadora Gerda Lerner⸺ y con quien comenzaría a desarrollar su pensamiento feminista basado en cinco puntos importantes: 1) La conciencia de la mujer de pertenecer a un grupo que sufre males, 2) El reconocimiento de que dichos males no son naturales sino son socialmente determinados, 3) El desarrollo del sentido de hermandad entre mujeres, 4) La definición de metas y estrategias para cambiar esta realidad y 5) El desarrollo de la visión de un futuro diferente para todo su género.
Estos puntos cobran relevancia cuando, gracias a su participación en la lucha de Revolución Mexicana, su temperamento y visión, así como su cercanía con su hermano Felipe Carrillo Puerto ⸺Gobernador de Yucatán en 1922⸺ logra ser Diputada del mismo Estado, nombramiento al que tuvo que renunciar a causa del asesinato de su hermano en 1924 y las posteriores intimidaciones a través de amenazas de muerte.
Elvira no desperdició el tiempo como representante popular, en 1923 expuso la iniciativa del Amor Libre en el Congreso Panamericano, acción por la cual recibió un permanente ataque en los medios de comunicación locales y que posteriormente, al ser destituida de su cargo, se agravarían. Como mujer fuerte y aguerrida, Elvia Carrillo Puerto, no dejó de emprender con ímpetu sus causas: recorrió Yucatán impulsando las ligas de campesinas con las que intentó erradicar el analfabetismo, abogó por los derechos a la salud y de la infancia, que promovían entre otros aspectos, la creación de guarderías para los y las menores, en una infatigable pugna por la mejora de las condiciones laborales y de remuneración. Sus acciones variadas y contundentes nos hacen pensar hoy que no sólo las mujeres mantenemos esta lucha por derechos, igualdad y libertad, sino que a la demanda de equidad e inclusión se han sumado otros grupos vulnerables como personas con capacidades diferentes o la comunidad LGBTTI+ la cual ahora más que nunca defiende sus derechos humanos, legales, ciudadanos, morales y espirituales. Si en 1923 se creía que era un delito o “pecado” para los más religiosos, el que una mujer disfrutara de su sexualidad, que decidiera sobre su vida, o que simplemente quisiera estudiar, ¿por qué hoy 100 años después se sigue discriminando a una parte de la población por tener una identidad diferente a la del macho mexicano? o bien, ¿por qué desde el Palacio se justifican actos y violencia bajo la premisa “es cultura”? cuando sobre todas las cosas somos mexicanos hijos de una misma madre patria.
Hagamos una pausa aquí. Un paréntesis reflexivo. ¿Lo anteriormente expresado, parece extraño? ¿El México de hace 100 años es en verdad diferente al de hoy, en el que las mujeres somos violentadas en diferentes áreas de nuestras vidas personales y profesionales? Sin olvidar mencionar la inseguridad a la que estamos expuestas diariamente al vivir con la conciencia de un día salir de nuestro hogar y no volver, o en otros contextos, para ser utilizadas como objeto para cumplir cuotas de género, o en el ámbito electoral, como títeres de un ente político para encubrir corruptelas, asirse al erario público, para luego alcanzada la meta ser sacrificadas.
Posterior al exilio vivido por la familia Carrillo Puerto, en 1926 Elvia logra una postulación Federal para Diputada del Distrito Cuarto en San Luis Potosí, elección que gana y que le fue arrebatada ya que la Ley Electoral de junio de 1918 sólo consideraba elegibles a cargos de elección popular a los hombres. Así, ni aún ganando legalmente una elección y habiendo hecho campaña pudo obtener este nombramiento: lamentablemente, le fue otorgado a Florencio Galván, por el simple hecho de ser hombre, aunque él no hubiera mostrado interés alguno en el cargo.
Así, su lucha continuó, siguió involucrada en la política y sociedad, divulgando su conocimiento y despertando la conciencia de mujeres y niñas, abogando por los derechos de las mujeres y promoviendo el derecho al voto y ser votadas como actualmente lo vivimos. Finalmente en 1953 cuando Elvia tenía 72 años, fueron convirtiéndose en realidad las causas por las que luchaban las mujeres Revolucionarias Feministas del siglo XX: el derecho a la salud, al trabajo digno y remunerado, derecho a la educación, principalmente.
No es la intención menospreciar a los hombres mexicanos actuales, ni futuros, ni pasados, soy hija de un gran hombre y hermana de otro sumamente inteligente y respetable, ambos, sobre todas las cosas, han apoyado mi crecimiento intelectual y empoderamiento. Por otro lado, también soy hija, nieta y sobrina de mujeres fuertes, inteligentes y audaces quienes forjaron a mi familia, mujeres como las Yucatecas de inicios del siglo pasado que pusieron cimientos fundamentales para que hoy yo tenga derechos y la libertad plena de escribir lo que pienso.
Elvia Carrillo Puerto fue conocida como La Monja Roja del Mayab por sus acciones feministas y revolucionarias y hoy, un siglo después, estoy orgullosa de ser mujer, de ser mexicana y me alegra profundamente que más y más mujeres nos identifiquemos con el color púrpura y sigamos luchando por igualdad, respeto, seguridad, libertad, motivada porque cada vez más vivamos la sororidad en nuestro día a día, continuado la lucha de nuestras antepasadas por demostrar el valor intrínseco que poseemos y con el que podemos nutrir a nuestra sociedad para crear un mejor México hoy y mañana.
Datos del autor:

Martha Gabriela Acosta Franco
Semblanza curricular
Licenciada en Diseño para la Comunicación Gráfica egresada de la Universidad de Guadalajara. Desde 2011 ha publicado varios textos literarios en medio locales de Guadalajara como la revista Espiga de Papel, asimismo ha expuesto algunas de sus obras en el Hospicio Cabañas, Museo de la Ciudad, Casa Museo López Portillo, entre otros. Trabajó como consejera del Distrito X en las elecciones de Aguascalientes del 2021 y en 2022, y Presidenta de Casilla en mi colonia. “Creo que la Democracia es fundamental para un adecuado desarrollo de la sociedad y que las mujeres tenemos mucho trabajo político-electoral aún cuando no estemos involucradas directamente en cargos de elección popular ni en instituciones especializadas en este tema”.